Se canceló una deuda que no le imponía condiciones a la Argentina. Christine Lagarde dijo que no negocia un nuevo crédito con el país.
Por Roberto Pico
El 15 de diciembre de 2005 el entonces presidente, Néstor Kirchner, anunció el pago al Fondo Monetario Internacional (FMI) de U$S 9.800 millones, la totalidad de la deuda que la Argentina mantenía con el organismo multilateral, convirtiéndose en la mayor farsa del relato épico que construyó con su esposa y luego primer mandataria, Cristina Fernández, dado que esa obligación no le imponía condiciones al país tal como se quiso exponer.
La cancelación se hizo efectiva el 5 de enero de 2006, con reservas internacionales, que en ese momento descendieron hasta unos U$S 17.000.
La Argentina había firmado su último crédito stand by con el FMI en el año 2000 con Domingo Cavallo como ministro de Economía y Fernando De la Rúa como presidente.
Fue tan patético ese convenio que Cavallo lo tuvo que anunciar a la prensa en el descanso de una escalera en las oficinas del FMI un viernes a las 9 de la noche, tras aceptar una serie de condiciones imposibles de poner en práctica.
Al año siguiente con los compromisos firmados incumplidos –especialmente de ajuste fiscal- el organismo “discontinuó” los desembolsos y azuzó la incipiente crisis.
Al asumir en 2003, Kirchner, con el default declarado por Adolfo Rodríguez Saá durante su breve mandato, debía renegociar la deuda impaga con el FMI pero de ninguna manera esa discusión debía imponer condicionamientos para la Argentina porque justamente el contrato original estaba caído.
[youtube https://www.youtube.com/watch?v=K98M3cTHhcQ]
El país debía negociar con sus acreedores y entre ellos se encontraba el FMI, a quien le debía pagar unos U$S 5.000 millones en 2006 y otros U$S 4.000 en los dos años siguientes. Pagos que podían haberse realizado sin ninguna contraprestación porque, tal las características de todos los préstamos del FMI, sólo los desembolsos estaban condicionados a determinadas cláusulas.
El pago anticipado sólo fue un acting, que además había sido acordado con el presidente Luiz Ignacio Lula Da Silva que primerió a Kirchner con el anuncio una semana antes.
Por estos días la actual directora del FMI, Christine Lagarde, visita la Argentina y tuvo que aclarar en más de una oportunidad que no negocia un nuevo crédito con el gobierno de Mauricio Macri. Un tanto por la urticaria que provoca en la Argentina el organismo que preside y otro tanto por el desprestigio que supo ganarse al equivocar los diagnósticos y soluciones en las últimas crisis internacionales.
En consecuencia, es pertinente recordar que el pago al FMI por parte de Néstor Kirchner fue uno de los tantos relatos de supuesta “revolución”, “emancipación” o “independencia” que no hicieron más que ser una cortina de humo para perpetrar uno de los saqueos más grandes de la historia que sufrió la Argentina.